martes, 19 de febrero de 2008

La flexibilidad (7). Desarrollo físico y evolución de la flexibilidad.

La flexibilidad es una cualidad condicional fuertemente determinada por el potencial genético (Farfel, 1979).
Desde su nacimiento, el ser humano tiene una gran movilidad articular, la cual tiende a disminuir con la edad. Es, por lo tanto, la única de las cualidades físicas que tiende a decrecer desde edades muy tempranas.
Aunque algunos autores hablan de descenso de la flexibilidad desde el nacimiento, lo cierto es que tiene una evolución positiva hasta los 2-3 años, para entonces si, ir decreciendo paulatinamente. Así pues, el objetivo principal de la atención de esta cualidad, no es mejorarla, sino procurar que esta regresión fisiológica sea lo más suave posible.
Para Filin (1975), hacia los 8-9 años parece ser que la movilidad sigue creciendo en las articulaciones coxo-femoral, escapular y la columna vertebral, pero por otro lado, reducciones de movilidad de estas articulaciones fueron encontradas por Meinel (1976).
Es cierto que la flexibilidad, al igual que cualquier otra cualidad, puede ser desarrollada a cualquier edad, incluso en edades avanzadas, siempre que se utilice un sistema adecuado. Sin embargo, no podemos olvidarnos que la entrenabilidad de esta cualidad no es la misma a lo largo de la vida. Porta (1988) considera que un momento clave en la evolución de la flexibilidad se sitúa entre los 12 y los 14 años. Hasta la pubertad, el descenso no es muy importante pero justamente es este periodo (12-14 años), los cambios hormonales y el crecimiento tan grande de las medidas antropométricas (llegan a darse valores de crecimiento anual de 8 y 10 cm. ), distorsionan la extensibilidad hasta entonces mantenidad y abren un punto de ruptura en la progresión lenta de la curva acentuando la regresión de la flexibilidad. A los 20-22 años, sólo se tiene ya un 75% de la flexibilidad máxima. Hasta los 30 años, continúa el descenso pero de forma más lenta, gracias a la estabilización de los valores de fuerza, y a partir de allí el descenso dependerá en mucho de la actividad del sujeto, y su particular constitución.
Pero esto es referido a la evolución de la flexibilidad en el individuo no entrenado. Incidiendo con estímulos de entrenamiento adecuado, no se invierte el sentido decreciente de la curva, pero se controla bastante bien su caída. Hay dos momentos críticos en los que se puede modificar bastante la tendencia involutiva o decreciente. Estos períodos corresponden a las edades de 6-9 años y de 9 a 12 años, favorecer la libertad de movimientos en estos períodos, más que entrenamientos específicos, nos llevará a poder controlar de manera importante la tendencia involutiva. Las cargas específicas de trabajo de flexibilidad después de la adolescencia, también se entienden como fundamentales para contrarrestar la pérdida con la que se sale del período puberal. El éxito en el propósito de contrarrestar la regresión natural de la flexibilidad estará sin duda en el nivel alcanzado en los períodos que hemos considerado críticos.

Sermeev, en un estudio sobre la movilidad de la articulación de la cadera realizado sobre una muestra de 1440 deportistas y 3000 sujetos sedentarios, demostró que la flexibilidad en ese punto no es igual en los distintos períodos de la vida, observando que el aumento de flexibilidad más acentuado se producía entre los 7 y los 11 años, alcanzando los valores máximos a los 15 años. Es a partir de esta edad cuando el autor encuentra una disminución de la capacidad de movimiento de esta articulación, especialmente a partir de los 50 años.
Sin embargo, no podemos olvidar que este comportamiento no se produce exactamente igual en los dos sexos. Por regla general, las mujeres presentan valores de movilidad superiores a la de los hombres. Anatómicamente están mejor dotadas para lograr un mayor rango de movimiento de sus articulaciones, especialmente en la cadera.

Ciclista: Jessica Rodriguez Pinós

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